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Aulas para Sentir y Aprender: La Neuroarquitectura como Clave del Bienestar Escolar

Durante décadas, la arquitectura escolar ha sido concebida como un asunto técnico: levantar muros, techos y pupitres donde los niños “aprenden”. Sin embargo, la evidencia científica y la reflexión filosófica contemporánea demuestran que el entorno físico es un actor pedagógico esencial. Los espacios no solo albergan la educación, la moldean.

Esta idea, planteada por Juhani Pallasmaa en su libro “Los ojos de la piel” (1996), sostiene que la arquitectura debe dirigirse a todos los sentidos, no solo a la vista. En su crítica al ocularcentrismo moderno, Pallasmaa invita a concebir los espacios como experiencias multisensoriales que involucran el tacto, el olfato, el sonido y la temperatura, elementos que generan emociones, memorias y bienestar.
Hoy, este enfoque encuentra en la neuroarquitectura y el diseño bioclimático su actualización científica y su aplicación práctica, especialmente en los ambientes escolares.

La escuela como segundo cuerpo: cuando el entorno educa

Pallasmaa afirma que “la arquitectura fortalece el sentido de ser en el mundo”. Esta afirmación, trasladada al ámbito educativo, implica que el aula debe fortalecer la identidad, la calma y la creatividad de quien la habita. Sin embargo, las condiciones de muchas escuelas en América Latina —espacios saturados, sobrecalentados, ruidosos y sin ventilación— provocan fatiga sensorial, estrés térmico y pérdida de concentración.

En un contexto global marcado por el cambio climático, estas deficiencias se agravan. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las altas temperaturas interiores, la mala calidad del aire y el ruido excesivo están directamente asociados a enfermedades respiratorias, ansiedad, déficit de atención y bajo rendimiento escolar (OMS, 2018).
En Colombia, más del 60% de las infraestructuras educativas no cumplen condiciones óptimas de confort térmico y lumínico (MEN, 2022).

Frente a esta realidad, AULA BIENESTAR, iniciativa de la Fundación Planifica Colombia, surge como una respuesta ética, técnica y humana.

AULA BIENESTAR: habitar el bienestar para aprender

AULA BIENESTAR no propone construir más aulas, sino sanar las que ya existen. Su premisa es simple y poderosa: “El bienestar no se enseña, se habita.”

Basado en los principios de la neuroarquitectura educativa y el diseño bioclimático, este modelo busca adaptar la infraestructura escolar a las condiciones climáticas y sensoriales locales para garantizar la salud, el confort y la concentración de la comunidad educativa.

Tres pilares del modelo:

  1. Neuroarquitectura educativa: diseña espacios que regulan las emociones, reducen el estrés y estimulan la atención a través de la luz, el color, la escala, los materiales y la acústica.
  2. Adaptación bioclimática: optimiza el uso de ventilación natural, control solar, materiales de baja inercia térmica y vegetación para mitigar el calor y el ruido.
  3. Salud ambiental y bienestar: promueve aulas saludables con aire limpio, niveles adecuados de iluminación (300–500 lux) y confort térmico (22–24°C).

En su metodología, AULA BIENESTAR combina mediciones técnicas con diagnósticos sensoriales participativos, donde docentes y estudiantes mapean cómo perciben su entorno. Este enfoque participativo convierte a la comunidad en coautora de su propio bienestar.

De la percepción al rendimiento: la evidencia científica

La neuroarquitectura demuestra que los estímulos del entorno inciden directamente en el cerebro. Investigaciones de John Zeisel (Inquiry by Design, 2006) y Ana Mombiedro (Arquitectura para los sentidos, 2021) señalan que espacios con buena luz natural, contacto con la vegetación y confort acústico incrementan la actividad de la corteza prefrontal, asociada con la atención y la memoria.

Un estudio de la Universidad de Salford (UK, 2015) reveló que las características físicas del aula (color, ventilación, luz, disposición) explican hasta un 16% de la variación del rendimiento académico en primaria.

Estos hallazgos confirman lo que Pallasmaa intuía desde la fenomenología: el cuerpo y la mente no aprenden separados del entorno. El aula es un organismo sensorial.

Casos de éxito: espacios que enseñan bienestar

  • Finlandia – Escuelas de Espoo y Oulu: integran materiales naturales, patios como extensiones del aula y techos acústicos de madera. Han demostrado reducción del ausentismo y mejoras cognitivas.
  • Chile – Proyecto Escuelas Sustentables (MINEDUC, 2021): rediseño bioclimático de colegios rurales que redujo en 40% el consumo energético y mejoró la temperatura interior en 5°C.

Estos ejemplos muestran que la infraestructura escolar no debe medirse por metros cuadrados, sino por calidad de experiencia humana.

Del lujo al bienestar: una reflexión ética y climática

En un país donde aún hay déficit de infraestructura educativa, construir más no siempre significa construir mejor. El desafío no es llenar el territorio de cemento, sino adecuar inteligentemente lo que ya existe, hacerlo resiliente y saludable frente a los nuevos retos climáticos.

El verdadero lujo de las escuelas del futuro no será el mármol ni el aire acondicionado, sino la armonía térmica, la iluminación natural, la acústica amable y la conexión con la naturaleza.
 Como afirma Pallasmaa, “el edificio debe tocar suavemente al habitante”. AULA BIENESTAR convierte esa poética en método, esa ética en acción.

hacia una pedagogía del espacio

En tiempos de crisis climática, la arquitectura escolar no puede seguir ignorando su poder transformador. La salud, la atención, la memoria y la emoción dependen de los entornos donde habitamos.
Educar es también construir espacios que cuidan.

Desde Planifica Colombia, con el programa AULA BIENESTAR, se propone una ruta concreta: diagnosticar, adaptar, medir y sensibilizar.
Porque un aula bien diseñada no solo enseña contenidos, enseña a vivir en equilibrio con el entorno.

Referencias bibliográficas

  • Pallasmaa, J. (1996). The Eyes of the Skin: Architecture and the Senses. Wiley.
  • Mombiedro, A. (2021). Arquitectura para los sentidos. GG.
  • Zeisel, J. (2006). Inquiry by Design: Tools for Environment-Behavior Research. CUP.
  • OMS (2018). Healthy Environments for Healthy Children.
  • UNESCO (2020). Education for Sustainable Development Goals: Learning Objectives.
  • Fundación Planifica Colombia (2024). Proyecto AULA BIENESTAR.
  • Barrett, P., Zhang, Y., Davies, F., & Barrett, L. (2015). Clever Classrooms: How the Design of Classrooms Influences Learning. University of Salford.
  • Olgyay, V. (1963). Design with Climate: Bioclimatic Approach to Architectural Regionalism. Princeton University Press.

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